¡En Pentecostés, el Espíritu Santo llenó a su pueblo de poder y 3.000 judíos se convirtieron en creyentes en Jesucristo! Pedro declara que este derramamiento del Espíritu Santo fue profetizado en el Antiguo Testamento por el profeta Joel.
“Pero esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel: “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; aun sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en los cielos y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, el día grande y magnífico. Y acontecerá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.' Joel 2:28-32
Alabemos al Espíritu Santo porque Él es Santo y mora en nuestros corazones. Demos gracias al Espíritu Santo porque Él renovó nuestros espíritus muertos y abrió nuestros ojos a la Verdad de la Palabra de Dios. Pidamos verlo más claro, reconocer su impulso/obra en nuestra vida y sensibilizarnos para seguirlo más de cerca.
Ore con fe y una nueva audacia, y pídale al Espíritu Santo que nos llene del Espíritu Santo y nos ayude a ser obedientes cuando reconozcamos Su dirección en nuestra vida diaria. Esforzarse diariamente por caminar en el Espíritu, Aquel que produce buenos frutos en nuestras vidas: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. (Gálatas 5:22-26)
Oren por la plenitud de las naciones gentiles para ser salvas. ¡Orad por la salvación de todo Israel!
“Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos es que sean salvos” (Romanos 10:1).
“No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio: un endurecimiento parcial ha venido sobre Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles. Y de esta manera todo Israel será salvo, como está escrito: El Libertador vendrá de Sion, él desterrará la impiedad de Jacob”; y este será mi pacto con ellos cuando quite sus pecados” (Romanos 11:25-27).
“Así que pregunto, ¿tropezaron para poder caer? ¡De ninguna manera! Más bien, por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para poner a celos a Israel” (Romanos 11:11).
“Ahora les hablo a ustedes gentiles. Así que, siendo yo apóstol de los gentiles, honro mi ministerio para provocar de alguna manera a celos a mis hermanos judíos, y así salvar a algunos de ellos” (Romanos 11:13-14).
“Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban acosadas y desvalidas como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La mies es mucha, pero los obreros pocos; orad, pues, fervientemente al Dueño de la mies para que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:36-39).
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego” (Romanos 1:16).
“Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica de misericordia, para que cuando miren a aquel a quien traspasaron, hagan duelo por él, como quien se lamenta por un único niño, y llorad amargamente por él, como se llora por el primogénito” (Zacarías 12:10).
“En aquel día se abrirá una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, para limpiarlos del pecado y de la inmundicia” (Zacarías 13:1).
“Porque yo derramaré aguas sobre la tierra sedienta, y arroyos sobre la tierra seca; Derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tu descendencia. Brotarán entre la hierba como sauces junto a corrientes de agua. Este dirá: 'Yo soy de Jehová'; otro invocará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: 'De Jehová', y se llamará con el nombre de Israel” (Isaías 44:3-5). ).
“Por amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no me quedaré quieto, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación como antorcha encendida... Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto centinelas; todo el día y toda la noche nunca estarán en silencio. Los que os acordáis de Jehová, no descanséis” (Isaías 62:1, 6-7).
“En aquel día habrá un camino de Egipto a Asiria, y Asiria entrará en Egipto, y Egipto en Asiria, y los egipcios adorarán con los asirios. 24 En aquel día Israel será tercero con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra, 25 a los cuales ha bendecido el SEÑOR de los ejércitos, diciendo: Bendito sea Egipto, mi pueblo, y Asiria, obra de mis manos, y Israel mi heredad” (Isaías 19:23-25).
“¡Orad por la paz de Jerusalén! “¡Que estén seguros los que te aman! 7 Paz sea dentro de tus muros y seguridad dentro de tus torres” (Salmo 122:6-7).
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